sábado, 19 de marzo de 2016

Cantándole a la obra desde el sillón

Un corazón de mudanza,
Describía una canción,
Otros coros, mismas danzas,
Ese pobre y oxidado corazón,

Pocas bromas, menos chanzas,
Pintado en la pared a la sazón,
Con tizas aviesas como lanzas
Que guardar luego en el cajón.

¡Bandas sonoras de mi vida!,
¡Mucho esfuerzo, poco relajo!,
¡A otros falta, a mí me sobra!,
Con voz afectada y sentida,
Cantaba el albañil en el tajo:
¡Qué sufridita es la obra!

Ya lo decía mi abuela y tenía razón: "De mayor, búscate un trabajo en una oficina, que vayas bien vestido, limpio" ... y con camisetas de superhéroes podría añadir yo.

No, no puedo quejarme y el soneto de arriba podría parecer hasta provocador. Desde luego no es mi intención. Al contrario, reconocimiento y homenaje. 

Un saludo, Domingo.

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