sábado, 16 de julio de 2016

De mudanza

No tengo posibilidad de escuchar el sonido en este ordenador pero imagino que sonarán bien Tontxu y EBS cantando el famoso "Corazón de mudanza":
https://www.youtube.com/watch?v=zgEzW03-QhA

Y es que, si se cumplen los pronósticos, esta semana próxima tendré de mudanza todo menos el corazón.

Dicen que la vida son una sucesión de ciclos de siete años. Creo que alguna vez he comentado sobre tal cifra. A riesgo de contradecirme con la vez anterior aunque más bien a riesgo de decir algo muy parecido pero no exactamente igual a lo que dije la última vez, esos siete años pueden tener sentido porque no es ni mucho ni poco pero también puede tener sentido porque si son siete la has clavado y si son ocho no te has equivocado mucho.Algo así me ocurriría a mí pues la mudanza se produciría siete año después de la compra aunque seis después de la boda.

¿Cosas que cambiarán tras la mudanza?. Mucho más trabajo en la casa (o fuera de ella), muchas menos idas y venidas para dar de comer a los perros, menos escaleras, menos vecinos, unos tres minutos más de camino al trabajo ... por nombrar solo unas pocas.

¿Cosas que no cambiarán?. Las obras; la casa seguirá en obras durante un tiempo. De hecho, las obras son ese elemento de incertidumbre que se despejará durante la semana. He consultado a los hados y me han dicho que sí. Mi problema es que los hados no son del todo fiables. A veces es mejor consultar los dados.

Un saludo, Domingo.

sábado, 9 de julio de 2016

Consumismo

Si viviera en Cuba la pregunta que me hicieron ayer hubiera tenido una respuesta muy diferente. Pongámonos en perspectiva. Una lavadora que tiene 6 años se estropea. Llamas al técnico y tras hacer varias pruebas concluye que son "los cojinetes". A continuación llama para pedir un presupuesto. Al acabar la llamada, hay una cifra: 280 euros.

Contesto: "Lo hablaré con mi mujer pero creo que compraremos una nueva". Me mira con una expresión que osaría a definir como perplejidad y entonces el perplejo soy yo. ¿Cómo puede extrañarle que decida no reparar una lavadora de 6 años por 280 euros cuando por poco más tienes una nueva?.

Me dice, es que hay que desmontarla completamente, quitar hasta el tambor para poder cambiar los cojinetes, por eso es la cantidad. No, si yo eso no lo dudo. De hecho, lo entiendo perfectamente. Reparar esa lavadora requiere una serie de horas, ellos tienen un precio por hora ... total tantos euros. De hecho, pregunté luego a mi cuñado y me confirmó que el precio de los famosos cojinetes eran unos 30 euros. Pongamos 60. El problema es que él confirmaba que repararlo tú mismo requiere horas y horas y el riesgo de que no quede bien.

Eso en Cuba no pasaría. Imagino. Y en una sociedad más racional entiendo que tampoco. Y si yo fuera un manitas menos. Pero a pesar de que podría adquirir el conocimiento necesario, no tengo el tiempo para hacerlo y sí el dinero para comprar una nueva por "algo más" de lo que me cuesta que otro la repare. De hecho, ahora que lo pienso, lo mismo aquí también se repara la lavadora. Lo mismo si la dejo en cualquier sitio la verá algún chatarrero que tenga el tiempo y conocimientos, cogerá cuatro piezas de otra lavadora que sí sea un despojo y venderá esta que está prácticamente nueva por 150 euros.

Tiramos una gran cantidad de cosas y con ellas tiramos dinero, cantidades increíbles de dinero. La lavadora es un ejemplo pero hay más: mis libros. Al seleccionar los libros para la mudanza, hubo una gran cantidad de ellos que sabía que no volvería a leer de nuevo. Un libro en cierta forma es como un animal de compañía, merece un dueño que lo quiera y lo lea. Así que decidí darlo a alguien que quisiera leerlos.

No sé cuántos libros son pero pongamos que entre 60 y 100. Digamos que 100 porque es un número más redondo. Diferentes temáticas, diferentes idiomas ... alguien debería estar interesados en ellos. Mi primera idea fue darlos a alguna biblioteca aunque no sé si la gente sigue yendo a las bibliotecas a leer. La segunda fue cobrar un euro por libro. Si dono 100 libros, por poco que me costaran en su momento, estoy donando digamos que 500 euros. Vale que es como cuando vas al cine, no pagas por la copia de la película, pagas por el rato que pasas. Mi forma de ver los libros es similar, no pagué por el objeto físico sino por la lectura. Una vez leídos, si además puedo recuperar algo de la inversión inicial, pues mira.

Y ese recuperar no tiene por qué ser en dinero y no tiene por qué ser para mí. Puede ser para una ONG. Así pues, pensé que lo mismo se podría hacer algo para alguna de las ONGs con las que colabora mi empresa. Al final en la empresas decidieron que no, que era demasiado jaleo. Bueno, pues ya está. Otra opción es donarlos a una obra social. Hablo con un amigo mío que trabaja en Unicaja y me dice que se pone en contacto con la persona que se dedica a la obra social. Al día siguiente me mostraba, digamos que su desilusión, porque la acogida no hubiera sido más efusiva. No valoraré al responsable, sus motivos tendrá, ni a Unicaja. La prueba está en que mi amigo trabaja para ella y se ofreció a moverlo todo, lo intentó y al final simplemente no pudo ser.

La última opción barajada es una ONG que se dedica a ayudar a animales. Veremos si se puede hacer algo. Otra opción sería acercarse a algún mercadillos de estos que tanto gusta a los guiris. La última, posiblemente la ideal, sería la de ponerlos en circulación en alguna de estas aplicaciones que hay para compartir libros pero requiere estar yendo cada dos por tres a Correos y posiblemente que el comprador se gaste en gastos de envío casi el mismo dinero que en comprarlo nuevo (o usado desde otro país). De nuevo, en otra sociedad, en otras sociedades, no pasaría. Y la culpa en parte es mía por formar parte de esta sociedad y por no querer pasarme 100 veces por Correos para darle 100 nuevas vidas a 100 viejos libros.

Un saludo, Domingo.

sábado, 2 de julio de 2016

Cosas que hacer antes de los 40

El jueves pasado firmé la venta de la que ha sido mi casa durante los últimos años. Es la primera vez que asisto a la venta de una casa en la que yo he vivido. Tras correr y correr e ir aquí y allá, acabamos en el Leroy Merlín. Debían ser las 9 y media de la noche, no habíamos cenado y todavía había que ir a echarle de comer a los perros así que decidimos entrar en la cafetería y pedirnos esos bocadillos de carne que tanto había recomendado uno de los amigos del trabajo.

Los trajeron y tal como ya me habían anunciado, el tamaño era considerable y el sabor exquisito. Le di un par de mordiscos a una de las dos mitades en que los habían dividido y entonces caí en que podía dejarme llevar por esa corriente que tiende a publicar fotos de lo que come en su Facebook, Instagram o lo que sea y compartirlo con los amigos. Sin embargo, yo solo lo compartí con el grupo de Whatsapp que tenemos para la hora de la comida en el trabajo. Un número muy reducido de personas, cuatro, del cual el consiglieri era uno de ellos.

Envié la foto sin mencionar nada más y al par de minutos ya tenía respuesta:
- Leroy Merlín, ¿verdad?, ¿Qué tal están?

Respondí que sí en alemán, con la duda de si se entendería bien o no. Luego me preguntaron por cómo había ido todo con la compraventa y entonces fue cuando escribí lo que da título a esta entrada. Vender una casa y probar los bocadillos de carne de la cafetería del Leroy Merlín: dos cosas tachadas de la lista de cosas que hacer antes de cumplir los 40.

Se lo radié a mi mujer mientras lo escribía y entonces me preguntó ...
 - ¿Ahh, pero tienes una lista?
- No, no la tengo pero es lo que he escrito.

Y luego, en los días posteriores, he estado pensando que quizás no hubiera estado mal tenerla. O quizás hubiera sido muy depresivo. Al fin y al cabo, como dice esa cita que he escuchado varias veces, la vida es lo que te ocurre mientras persigues tus sueños. O como aquel periodista francés en Japón que fue invitado a una casa local para descubrir que todos los muebles eran coloniales y al preguntar si no había allí nada típico japonés recibió como respuestas que allí, todo lo que NO se veía, era japonés.

Así pues, todo lo que probablemente no estaría en esa lista, sería lo conseguido antes de los 40. Visto así, no sabemos si al final esos dos puntos, la venta y los bocadillos, deberían contar a favor o en contra. Lo seguiré pensando y lo mismo para cuando cumpla los 40 ya me he decidido.

Un saludo, Domingo.