sábado, 29 de octubre de 2016

Decrepitud

Decrepitud me suena a chicos exploradores, a furgonetas "camperizadas", a barbacoa y a castañas asadas. Decrepitud me suena a algo que crepita y quizás la raíz latina es la misma. Sin embargo, la decrepitud tiene peor prensa, indudablemente. Y no es de extrañar pues es nuestro talón de aquiles y más concretamente el talón de aquiles de mi talón de aquiles.

Aunque, a fuer de ser honesto, no es solo mi tendón sino cualquiera de ellos cuando se ve sometido a un sobrepeso de incluso solo 3 ó 4 kilos más de lo usual. Así que, bien sea por casualidad, bien por edad o bien por esos helados del verano, ando arrastrando problemas en el talón y hasta los pies.

He dejado el fútbol de los jueves temporalmente y estoy meditando que sea definitivo y sustituirlo por un deporte que castigue menos las articulaciones. El pádel podría ser el nuevo fútbol siete. Ya veremos.

Por lo demás, sigue el goteo de actuaciones que, poco a poco, van dejando una casa más conforme al ideal que uno tiene y menos a la realidad común que es que toda casa que se precie tiene que tener cosas inacabadas, cosas inútiles y ... aquello en lo que normalmente no reparamos porque nos gusta como está. Todo llegará.

Un saludo, Domingo.

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