sábado, 24 de septiembre de 2016

Jack the Ripper (Relato)

La víctima:

Siente la espada invisible, una corriente de aire te toca,
Su filo mellado te araña, el vaho se hiela al salir de tu boca,
Su filo se clava, tu carne se entrega, no se funden, eres funda,
La hiel de gallina en su luna de piel, otra gota, otra, rezuma la miel,
Sin fuerza y con maña, la noche silenciosa y rotunda,
La vida que no elegiste se va y con ella la alegría que es poca,
Sin apegos se apaga, pagas tú la cuenta y el asesino se aleja.
Scotland Yard dirá que es un espíritu y no lo encuentran.
Buscaron en todos lados, encima y debajo de la última roca,
Pero no en tu pupila, pupila de niña, lo único que de niña te queda.


El verdugo:

Empuñas el escalpelo con destreza facultativa,
Una llave buscando su cerradura en femenina espalda,
La llave maestra del maestro de llaves, terror de las esquinas,
Terror de la noche, la penumbra y las tinieblas; terrorífica es tu misiva,
Cartero del miedo presentas tus conquistas a tu amiga la parca,
¿Enferma, psicópata, caradura? Cuando la carne se abre, ella se activa.
Reúne antiguas bellezas, las lleva a la morgue, ninguna la esquiva,
Y mientras la policía busca una pista, desde el pelo hasta la falda,
Tú obra te encumbra, la ciudad te tiembla y tú ya vigilas,
Una nueva pupila que lleve impresa tu cara en su última luz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario