sábado, 17 de septiembre de 2016

Juez de menores (Relato)

Hoy no tengo muchas novedades que comentar o, de tenerlas, no debo estar en ánimo de hacerlo. Así pues, cuando me he planteado sobre qué escribir, se me ha venido a la cabeza escribir un microrrelato. Y al preguntarme sobre qué versaría dicho microrrelato me he dicho que estaría bien que fuera una condena ejemplar de esas que imparte el Juez de Menores más famoso de Granada, cuyo blog sigo. Solo que esta vez no sé cómo será la condena porque el señor juez no será él sino que seré yo y el delito está todavía por ser inventado. A ver qué se me ocurre.



Daniel suspiró aliviado, la condena no era severa. Diez horas de servicio a la comunidad cada uno. Un par de días haciendo el chorra el algún sitio y fuera. Para haber tenido una pelea con cuchillos con Curro que afortunadamente solo se había saldado con cortes en los antebrazos de ambos y que paró tan abruptamente como había empezado justo cuando la patrulla de policía paró su coche junto a la parada de autobús donde todo iba corriendo. Solo le quedaba saber exactamente qué harían.

El juez prosiguió, sería en la Cruz Roja de Graná, el sitio que había suplido los objetores del servicio militar con condenados por el Juez hacía ya más de veinte años. Tenían que ir cuatro veces al año y pasar media hora donando sangre. Para ello, debían mantenerse sanos, cumplir los requisitos de idoneidad para donar, no haberse tatuado en los últimos seis meses, no haber tomado aspirina ni ningún otro medicamento en la última semana, no haber mantenido relaciones de riesgo ...

Cuatro veces al año, media hora por vez ... necesitarían cinco años para cumplir las diez horas de condena. Cinco años siguiendo una vida sana, alejado de problemas para chicos de dieciocho años era más de la cuarta parte de su vida. No era una condena a cadena perpetua pero casi. Ya no sonaba tan bien.

Cinco años después, Curro estaba en prisión y Daniel se alegraba. Inicialmente, la condena había sido mucho más severa de lo que había previsto pero cinco eternos años después estaba a punto de acabar tercero de derecho y estaba mucho más cerca de ser Juez de Menores ... y donante asiduo de sangre.

Un saludo, Domingo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario