sábado, 3 de septiembre de 2016

Vacaciones y trabajo

Normalmente uno coge semanas "enteras" de vacaciones. De lunes a viernes. Eso hace que, junto al fin de semana anterior y al siguiente, no vaya a trabajar en nueve días. Este año, sin embargo, me he cogido las vacaciones de miércoles a martes. La primera semana trabajé lunes y martes, descansé una semana completa de siete días y volví al trabajo el miércoles de la semana siguiente. Como digo, son siete días de descanso en vez de nueve pero el efecto en las semanas que trabajas es cuando menos curioso. Es como si tuvieras a la vez una semana de vacaciones y dos semanas de trabajo reducido. 

De todas formas, tal como hablaba con Giovanni esta semana, el nivel que a cualquiera nos gustaría alcanzar es el de tener que trabajar por huir del aburrimiento. Si tuvieras la vida resuelta y unas rentas de las que vivir holgadamente, todavía sería interesante tener una rutina, una labor que hacer a la que llamar trabajo hasta que te apeteciera más aburrirte que lo contrario.

A ese nivel no es probable que llegue; desde luego no en los próximos años así que no voy a darle muchas vueltas. Ahora mismo mejor me centro en las cosas que se pueden llamar "trabajo fuera del trabajo". Ese trabajo fuera del trabajo se ha visto incrementado recientemente y, aunque ahora es hasta agradable, llegado un momento no sabemos si se presentará simplemente como trabajo y por tanto desearé no tener que realizarlo. Excepto para huir del aburrimiento. 

Un saludo, Domingo.

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